viernes, 2 de abril de 2010

Primaveral tarde por el oeste madrileño

Los 10000 del Soplao se acercan y he decidido firmemente tomarme un poco en serio lo de entrenar. No tengo un plan de entrenamiento definido, ni si quiera sé si lo tendré pero me he decidido a aprovechar cada tarde, cada hora y cada instante, que mis numerosas responsabilidades diarias me lo permitan, para acumular kilómetros.
En la tarde del martes se abrió un pequeño hueco en mi calendario, salir un poquito antes del trabajo y las niñas en la piscina me daban unas horas libres y debía aprovecha. Telefonazo a Alfonso y en media hora estábamos en danza. No teníamos un recorrido pensado y fue saliendo según avanzaba la tarde. Al final, salieron 45 kilómetros en algo menos de tres horas y algunas reflexiones.

Madrid tiene, entre todas sus cualidades, una que es poco apreciada. Me refiero a luminosidad y belleza tienen sus tardes. No sé si será el resplandor que proyecta la Sierra del Guadarrama con sus nieves, o los aires primaverales que mueven a capricho a las amenazantes nubes cargadas de lluvia, las causa que hacen que las últimas horas de la tarde sean una maravilla para los sentidos. Y para tener estas sensaciones, nada mejor que tirar en dirección oeste-noroeste.

Salimos de Leganés en dirección a la Venta la Rubia. Esta zona ha estado a salvo de la especulación debido al Ejército, poseedor de grandes extensiones de terreno. Desafortunadamente esta situación no se mantendrá demasiado tiempo debido a las dos grandes operaciones urbanísticas que están a punto de comenzar. Me refiero a: la Operaciones Campamento y Alcorcón Distrito Norte, que tiene previsto construir miles de viviendas, carreteras,... (en fin, asfalto y cemento) en los próximos años.
Seguro que tiene proyectado construir una ciudad ambientalmente sostenible, construida desde un estricto consumo de energía, con kilómetros de carriles-bici, respetando las cañadas y veredas(a su mínima expresión, claro) y con cientos de hectáreas de espacios verdes con vegetación autóctona que servirá de corredor ecológico,... y bla, bla,... No sé porque pero no me lo creo.

Para confirmarnos en nuestra apocalíptica idea, no dirigimos a un ejemplo donde la especulación ha invadido el bosque autóctono mediterráneo que ocupó, hace tiempo, la zona oeste madrileña y que tiene su mayor exponente en la Casa de Campo. Me refiero al Bosque de Boadilla.

El paseo por esta zona boscosa, siempre, es agradable. Tras pasar junto al Palacio del Infante Don Luis, cruzamos la carretera para coger el sendero que nos suba hasta Majadahonda. En esos momentos recordamos que, en la última vez que recorrimos este sendero nos encontramos con Jose María Aznar. Ante la posibilidad de coincidir con el anterior Presidente del Gobierno dos veces en un mismo año, decidimos cambiar de sentido y volver hacia Montepríncipe(es broma, se nos hacía tarde...:-)).

Tras cruzar Montepríncipe, llegamos hasta Monte Gancedo. Otros de los focos que no han sido urbanizados totalmente, debido al parón de la construcción en los que estamos metidos. Una gran empresa constructora compró los terrenos donde se alojaba el antiguo polvorín militar, ahora abandonado y derruido, donde sólo permanecen en pie pequeños puestos de guardia y una gran torreta.

Después de unas fotos junto a los fortines para que en el futuro recordemos lo que había aquí, volvemos hacia Madrid por la Senda de las Merinas. Os recuerdo que los próximos días 10 y 11 de Abril se celebrará VIII Marcha por la Senda de las Merinas organizada por Ecologistas en Acción y que tiene como objetivo recorrer esta vía pecuaria desde la estación de Lago en la CDC hasta la localidad serrana de San Lorenzo del Escorial en dos jornadas.


Regresamos a casa cruzando la Ciudad de la Imagen y superando los impresionantes barrancos de los arroyos Meaque y las Madres que se han formado con las copiosas lluvias de los últimos meses.

En Leganés aún tenemos tiempo para tomar un agradable refrigerio acompañado de sabrosas raciones de chorizo y morcilla en un bar cercano a la estación de Leganés-Centro. Lo que hemos quemado en tres horas de pedales lo vamos a recuperar en apenas diez minutos de tapeo. En fin…, hay que tomarse la vida lo mejor que uno pueda y disfrutar de las cosas buenas… como son la bici y la comida.


2 comentarios:

  1. Como siempre, no puedo estar más de acuerdo con tus reflexiones sobre el urbanismo desaforado. ¡Ay, qué pena!¡qué poco importa la naturaleza!.
    Un saludo.
    Zafak.

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  2. Da gusto leer tus crónicas por lo bien narradas y documentadas que están.
    Esperemos que esos caminos duren aun mucho tiempo, aunque cada vez nos lo están poniendo más difícil.

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