Hace pocos días los telediarios informaban de las conclusiones de un informe que indicaba que se está acelerando el aumento de las temperaturas medias en la ciudad de Madrid a un ritmo que dobla el observado a nivel mundial. Pronto dejaremos de practicar deporte en los meses estivales. | Nada mas salir de casa, ya nos habíamos dado cuenta que la tarde había cambiado. Una ola de viento sahariano había disparado las temperaturas haciendo insoportable la estancia en las calles. El aire cargado de partículas en suspensión impedía tener los cielos limpios y mantenía al sol oculto generando una pronunciada sensación de bochorno. |
Ante este desolador panorama lo más aconsejable hubiera sido acercarse a la frondosa
Casa de Campo donde pasar de una forma más agradable los rigores de este clima. Protegidos por su extenso manto verde y con decenas de fuente donde refrescarse, el pulmón verde capitalino, hubiera sido la opción más aconsejable para días como este.
Pero la idea de rodar por campos abiertos y polvorientos se abría poco a poco en mi cabeza. La sensación de libertad que me proporciona estos espacios despejados solo la tengo en las solitarias cimas de las montañas. Y como la montaña la tengo lejos, sólo me quedaba acercarme hasta los eriales y campos de cultivo entorno al
Cerro de los Ángeles y del Parque Regional del Sureste.
Hasta llegar al
Parque Regional del Sureste debemos atravesar zonas urbanas (Leganés, Getafe y Pinto) y polígonos comerciales (Nasicca, Los Ángeles), cruzar autopistas (M-50, N-IV) y vías de tren (cercanías, AVE), bordear aeropuertos (el de Getafe) y salvar arroyos contaminados (arroyo Culebro). Durante este recorrido voy pensando por el fenómeno conocido como
"isla de calor"; la concentración de un área concreta de edificios, industrias, asfalto, circulación y otros elementos hace que aumente la temperatura en relación a un área exterior con menos elementos.
Me pregunto si no se podría evitar el aumento de temperatura con medidas locales. La temperatura media en Madrid capital ha crecido 0,7 grados de media desde 1990, lo que supone un aumento a un ritmo que dobla el observado a nivel mundial.
Aparte de las medidas globales incluidas en el
Protocolo de Kyoto que intentan corregir los aumentos continuados de las concentraciones de gases invernadero en la atmósfera como el dióxido de carbono, el metano o el óxido nitroso, se deberían incluir medidas locales que fueran mas cercanas y que los habitantes notaran de forma directa.
Nada mas cruzar la N-IV a la altura de Pinto nos encontramos con campos polvorientos y degradados. Un pequeño vergel verde junto al
arroyo Culebro rompe con un desierto de polvo y arena, aumentado por los trabajos de los bulldozers que mueve las tierras en un cerro cercano.
La imagen del sur es esta: espacios naturales arrasados por máquinas y en constante transformación por los humanos. No existen masas forestales que permitiría retener la humedad y evitar la erosión del terreno. Ni que ofrezcan una imagen bondadosa, tranquila y bella de este sur.
Cruzamos el
arroyo Culebro por un pequeño y desconocido hasta ahora puentecito. Las indicaciones de vía pecuaria nos invitan a continuar en dirección sur. Repetidos carteles de coto de caza nos acompaña durante el recorrido. En un cruce un cartel nos informan de un camino particular. No indica nada de prohibido el paso, por lo que decidimos tomarlo. Buscamos libertad y ninguna indicación de una empresa de seguridad no va a impedir buscarla. El paisaje es brutal, la cosecha ha sido recogida de estos extensos campos abiertos de color oro. Algunos pequeños cerros blancos de cal rompen en el horizonte. Bordeamos un gran cortijo sin actividad en ese momento pero que tiene pinta de estar en uso. Mas adelante salimos por una de sus puertas. Los dueños se han encargado que la gente no ande por los alrededores, encontramos algún que otro camino arado o con árboles tirados a propósito en mitad del camino a modo de obstáculos.
Mientras que vamos por el
carril-bici de Perales pienso en los argumentos de los "planificadores" para acometer estas transformaciones en el paisaje:
progreso económico. La gran falacia del progreso y secuestrados por la necesidad de generar trabajo para la gran población que habita en la zona, los "planificadores" sólo encuentran en la construcción (de cualquier infraestructura) el remedio. Queremos ser más ricos, queremos ir más rápido, queremos acceder a todos los productos,...
En el
cerro de los Ángeles paramos en una fuente a beber agua. Estamos agotados por el viento de cara y el calor sufrido. Tras cruzar la N-IV volvemos a encontrar las calles, los trenes, las industrias, los centros comerciales y las
modernas ventas de comida rápida donde reponerte del duro y caluroso viaje.
Como siempre os podéis bajar el track GPS desde
Wikiloc.
[Entrada publicada conjuntamente en
MTB | Leganés]
No conozco nada de tu zona, pero me gusta leer las crónicas. Seguro que los caminos polvorientos del sur tienen su encanto. Eso sí, totalmente de acuerdo sobre el aumento de las temperaturas y la falta de medidas. Hay una sencilla: la reforestación. Pero claro, son medidas a largo plazo que no otorgan réditos inmediatos a los políticos. Y otros, mientras tanto, negando el cambio climático.
ResponderEliminarFelicidades por las crónicas.
Un saludo. ChemaBtt
A estas alturas ya no hay solución. La degradación del terreno, el aumento de las temperaturas hará que la vegetación desaparezca en estas zonas. El sur de Madrid es una de las zonas más degradadas que conozco. Pero nos queda una solución en verano...salir cuando se pone el sol!
ResponderEliminarBonita y "calurosa" crónica
ResponderEliminarCon suerte la crisis del ladrillo haga que se detenga la especulación que ha habido hasta ahora. La inversión en infraestructuras se ha concentrado en hacer más carreteras y no tanto en el transporte colectivo. ¿como es posible que MetroSur no tenga paradas en los polígonos industriales de estas localidades?
ResponderEliminarEs penoso cuando te acercas a Madrid ver la boina que llega hasta pasado Fuenlabrada.